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IV. Caracterización del Virreinato (Siglo XVIII)


Organización Política y Social



El virreinato estaba conformado por diversos reinos, capitanías generales y señoríos, jerárquicamente organizados bajo la autoridad del virrey, quien era la máxima autoridad en el virreinato y obedecía a las órdenes del rey dictadas desde la península ibérica. También obedecían a la autoridad del virrey los alcaldes mayores y corregidores.

Entre los reinos que integraban el Virreinato de Nueva España se encontraban los de México, Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nueva Extremadura, entre otros. Las capitanías generales que formaban parte del virreinato cada una con un gobernador y un capitán general que podían ser la misma persona, eran las de Yucatán, Santo Domingo, Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guatemala (que también era identificada como reino).



También hubo dos señoríos: el Marquesado del Valle de Oaxaca, otorgado por el emperador Carlos V a Hernán Cortés y sus descendientes, y el ducado de Atlixco, concedido en el siglo XVIII por el rey Felipe V a José Sarmiento de Valladares, quien había sido previamente virrey.

Si bien el virrey estaba en la cúspide de la organización política del virreinato y su autoridad era particularmente fuerte en la zona central de México, el gobierno de las áreas más alejadas dependía en gran medida de los gobernadores o las audiencias. Los alcaldes mayores y corregidores que actuaban a escala local solían estar subordinados a las audiencias. A su vez, el Consejo de Indias solía decidir sobre cuestiones legislativas y judiciales, y sobre asuntos que involucraban a las poblaciones indígenas en todo el territorio administrado por la corona española en América.

A partir de las reformas borbónicas de fines del siglo XVIII, se estableció el régimen de intendencias por el cual el rey de España nombraba directamente intendentes en las doce entidades territoriales que llevaban ese nombre y que se ocupaban de decisiones administrativas y de hacienda bajo un mayor control de la corona.



La sociedad de Nueva España durante la época colonial estaba integrada por estratos sociales que solían ser definidos en términos raciales. Así se distinguía a los blancos (españoles peninsulares y criollos nacidos en el virreinato) de los indígenas que habían sobrevivido a la conquista (quienes, junto con su descendencia, quedaron subordinados a los españoles) y los esclavos traídos de África, que eran denominados negros, incorporados desde temprano en la realización de diversas labores como la minería o el trabajo agrícola.

Los indígenas fueron diezmados no solo por la violencia de la conquista sino también por el maltrato y las enfermedades introducidas por los españoles. Por otro lado, a lo largo de los siglos se produjo un fenómeno de mestizaje entre las poblaciones de origen europeo, indígena y africano que fue interpretado por los europeos como una especie de orden de castas, cada una de las cuales tenía su denominación propia:

  • Descendiente de español e indígena.
  • Descendiente de español y negro.
  • Descendiente de indígena y negro.
  • Descendiente de español y mestizo.
  • Descendiente de español y mulato.
  • Descendiente de español y morisco.

A partir de estas categorías, surgieron otras que formaron parte del modo de entender las diferencias étnicas en la época del virreinato.

Economía



Se basaba principalmente en la extracción de recursos naturales (especialmente la minería de oro y plata) así como en la producción agropecuaria en haciendas (de especies nativas, como el tabaco, el maíz y la patata; o importadas, como la caña de azúcar). Para ello se empleaba mano de obra indígena forzada y contingentes de esclavos de origen africano.

El comercio era controlado por la Casa de Contratación, con sede en Sevilla, y dependía del sistema de flotas y galeones que ayudaba a proteger los navíos de la piratería. Buena parte de lo que se extraía en los territorios de Nueva España era enviado a la península.

La corona imponía a sus colonias un modelo de restricciones comerciales que le garantizaba el control y el mayor beneficio de toda la actividad económica en sus virreinatos. A pesar del monopolio comercial, el contrabando y la piratería proliferaron enormemente en territorio y aguas virreinales, especialmente promovidos por la corona británica, principal enemiga del Imperio español en esta época.


Sincretismo Cultural 



Se denomina sincretismo al proceso cultural en el que dos tradiciones, doctrinas religiosas e incluso prácticas lingüísticas se entremezclan, conciliando sus contenidos diferentes. Generalmente se da en términos de fusión y asimilación, obteniendo así un producto cultural totalmente nuevo, aunque con signos más o menos evidentes de los iniciales.

El sincretismo cultural tiene que ver con el ámbito más general de las sociedades, es decir, sus culturas. Cuando dos o más pueblos están forzados a convivir, o cuando les conviene más convivir que separarse, se produce una lenta fusión de culturas.



Tras el descubrimiento del nuevo mundo comenzó un proceso de transculturación en los pueblos, recién descubiertos primero en las antillas y después en el continente, los conquistadores impusieron sus criterios para dar para su sincretismo religioso y cultural que a su vez originó una nueva estructura social.

Las deidades prehispánicas fueron sustituidas por imágenes religiosas como instrumentos para la evangelización y los antiguos xaltepec y se transformaron en pueblos de indios, los elementos iconográficos autóctonos se integraron a ciertos estilos arquitectónicos europeos y los pintores indígenas se apropiaron de las imágenes cristianas para convertirlas en la expresión de su nueva fe.

Con el paso del tiempo los colonizadores también adoptarían muchas costumbres de los colonizados.



El sincretismo es un término originado en la antropología y la historia de las religiones y suele utilizarse para designar un proceso de interacción entre las culturas mediante el cual asimilan rasgos unas de otras, ante la fuerza del conquistador y su nueva condición de sometidos los pueblos indígenas americanos se dejaron cubrir bajo el manto del cristianismo, pero sin abandonar totalmente sus antiguos ritos, a través de este mestizaje o sincretismo religioso los pueblos compaginaron el cristianismo con sus creencias.

El sincretismo quedó como la única salida a una situación impuesta y el término fue entendido como un rasgo de identidad mexicana y como una forma de resistencia ante la colonización sin embargo los estudios históricos han demostrado que en el cristianismo traído por los conquistadores ni las religiones amerindias eran puras pues todas tenían una larga historia con múltiples mezclas y mestizajes así el sincretismo que se originó en el siglo XVI no es un rasgo anormal sino un fascinante objeto de estudios sobre los múltiples rasgos que definen a la sociedad mexicana.


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