El movimiento independiente comprendió en
México un período de once años que va de 1810 a 1821 y las causas que lo
motivaron fueron tanto internas como externas.
Causas Internas
Sociales: Las internas correspondieron,
primero, a la desigualdad social; los criollos se sentían relegados a un
segundo plano por los peninsulares, y fueron aquéllos los que dirigieron la
revolución; los mestizos no eran tomados en cuenta debido a que en su gran mayoría
eran fruto de relaciones ilegítimas; los indígenas, protegidos por las leyes de
Indias, querían emanciparse de este tutelaje; las castas se encontraban en
condiciones inferiores por su propio estado natural y en general el descontento
era unánime. España ya no era la nación unitaria en su moralidad y costumbres,
pues los borbones habían llevado una conducta política extraña.
Económicas: España había considerado siempre
a América como parte de ella misma, y por ende había dejado en pie un sistema
de monopolios, estancos y barreras que tendían a impedir el libre comercio
exterior. Los impuestos eran muy elevados y España estaba en decadencia.
Causas Externas
Ideas de los enciclopedistas y
economistas: Durante el siglo XVIII comenzaron a extenderse por Europa las ideas de los
enciclopedistas y de los fisiócratas; los primeros hablaban de nuevos sistemas
políticos con la soberanía del pueblo, libertad, tolerancia de la
igualdad-tales eran los casos de Montesquieu, Voltaire y Rousseau, que ya no
aceptaban el derecho divino de los reyes y querían la división de poderes. Los
fisiócratas sostenían la libertad del comercio y la industria, pidiendo que se
suprimieran barreras de aduana para que las mercancías fluyeran libremente sin
la intervención del estado.
La independencia de los Estados Unidos en
1776. Esta fue otra causa externa que sirvió no sólo de ejemplo a los
países latinoamericanos, sino que, además, privó a Inglaterra de algunas
colonia, por lo que tuvo necesidad de buscar otras en diferente regiones; de
ahí el apoyo que esta nación prestó a los movimientos independientes. Los
principios de la Constitución Americana, democráticos y populares, parecieron
un arquetipo deseable para todas las colonias que se sentían llegadas a su
mayoría de edad y capaces, por tanto, de gobernarse por sí mismas.
El liberalismo en general, con sus movimientos
libertarios establecidos en sociedades secretas, completaron este panorama de
inquietudes. En Londres, en 1798, se celebró una gran reunión que estuvo
formada por liberales de toda América, que buscaban por lo menos una autonomía
de gobierno propio emanado de los criollos y no importado de España.
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